domingo, 2 de agosto de 2009

sociales-historia





La carta de Francisco de Chaves del 5 de agosto 1533 lleva dos interesantes visados, respectivamente del lic. Polo de Ondegardo y del P. José de Acosta, que atestiguan que estas dos personas leyeron y examinaron la carta: con toda probabilidad el primero entre los años 1559 y 1560, cuando fue corregidor del Cuzco, y el segundo entre los años 1576 y 1581, cuando fue Provincial del Perú. El primero escribió “No es cosa” (es decir: consideró mejor no tomarla en cuenta) y firmó; el segundo anotó “Non D.D. ExSimus”(fórmula que significa: no se entregó a la persona a la cual estaba dirigida). Dicha carta es el legajo más antiguo del documento Miccinelli Exsul Immeritus Blas Valera Populo Suo: en esta obra, de mano de Blas Valera, el cronista mestizo dice haberla recibida de la mano de su tio Luis Valera al cual se la había entregado el mismo Francisco de Chaves. Cuenta también que la había entregada al P. Acosta para que la difundiera, pero que él la enterró y, por lo tanto, que el mismo se la robó.
Vamos a presentar brevemente Exsul Immeritus Blas Valera Populo Suo al igual que Historia et Rudimenta Linguae Piruanorum, documento que se puede definir complementario al primero en cuanto que los dos narran el mismo tema, aunque con detalles distintos.
Ambos documentos Miccinelli son jesuíticos: Exsul Immeritus Blas Valera Populo Suo (EI de ahora en adelante) e Historia et Rudimenta Linguae Piruanorum (HR); están escritos por autores distintos y en fechas diferentes: por un lado el cronista fantasma, P. Blas Valera dibuja, escribe y firma el ms. EI el 10 de mayo de 1618 en Alacalá de Henares. Un poco antes, o sea a comienzos del siglo XVII, el H. italiano Antonio Cumis escribió en latín la primera parte de la HR y la sigla JAC mientras resulta que el P. italiano y cronista Anello Oliva añade dos partes, que escribe en Lima, en 1637 y 1638, en italiano cifrado y las sigla JAO; él alega, además, tres medias folia, sobre los cuales está pintado el quipu literario Sumac ñusta, a firma Blas Valera, y un fragmento del mismo quipu en lana; en 1737 el jesuita P. Pedro de Illanes encuaderna este documento, le pone el título Historia et Rudimenta Linguae Piruanorum y, en 1745, lo vende a Raimondo de Sangro, príncipe de Sansevero, que lo utiliza en su Lettera Apologetica (1750) que todos los estudiosos de quipus conocen.
El texto de la HR ya ha sido publicado por completo, pero todavía no en edición facsímil (cfr. Laurencich-Minelli et al., 1995). Del ms. EI se ha publicado, hasta hoy en día, solamente esta carta que el conquistador Francisco de Chávez escribió al Rey en 1533, para denunciar las malas acciones de Francisco Pizarro en su conquista, y se ha presentado una síntesis del ms. EI el 29 de setiembre 1999 en el coloquio internacional de Roma sobre Guaman Poma y Blas Valera, del cual salieron recientemente las actas (Laurencich-Minelli, 2001b) .
Ambos documentos fueron regalados al Mayor Riccardo Cera, tio de la actual proprietaria Clara Miccinelli, por el Duque Amedeo de Saboya Aosta, que perteneció a una rama colateral de la entonces familia reinante italiana, cuyo abuelo, Amedeo I, había sido rey de España durante un tiempo muy breve (1870-1873): el Duque regaló la HR el 11 de noviembre de 1927 y el EI el 10 de Abril de 1930 (ibd.).
Los dos documentos narran, con distintos detalles, los mismos acontecimientos, modificando una serie de hechos hasta ahora afianzados por la historiografia colonial peruana: por un lado, tomando como testimonio la carta de Francisco de Chaves, se acusa a Francisco Pizarro de haber derrotado a Atahualpa brindándole vino envenenado a los oficiales del Inca. Por el otro lado revelan que el mestizo P. Blas Valera fue encarcelado, y luego desterrado a España, en el año 1587, no por un asunto de mujeres, como se consideraba hasta ahora, sino por un delito mucho más grave, que parece haber sido herejía y subversión política: una primera investigación reveló que tras este “delito” se esconde el intento del P. Blas Valera de realizar su utopia, la que llamo movimiento neo-inca cristiano, que buscaba establecer un estado inca pero cristiano en el ámbito del gran imperio de España (Laurencich-Minelli, 2000a,2001c). Todo esto colocó a toda la Provincia jesuítica peruana en grave tensión con la Inquisición, situación que llevó el P. General Claudio Aquaviva primero a desterrar el P. Blas, luego a decretar su muerte jurídica: lo que ocurrió el 2 de abril 1597 en el colegio de Málaga, como testimonian las listas de difuntos conservadas en el Archivo Romano de la Compañía, en la sección Historia Societatis (Borja de Medina, 1999, 262). Muerte que hasta ahora había sido considerada real. La HR y el EI narran sin embargo que después de haber recibido la muerte jurídica, el año 1598, el P. Blas zarpó de Cádiz para regresar a escondidas al Perú, donde llegó el año 1599, y donde fue ayudado por algunos de sus compañeros jesuítas enterados de la situación y por los indios que, a pesar de ser él mestizo, consideraba “su gente”. Nuevamente instalado en el Perú, permaneció ahí hasta el año 1618 momento en que volvió a España donde murió realmente en el año 1619. Los dos manuscritos también relatan que durante su estadía en el Perú, como hombre jurídicamente muerto, el P. Blas Valera concibió Nueva Coronica y Buen Gobierno (NC de ahora en adelante) escondiéndose detrás del nombre de Guamán Poma y, para que la simulación resultara aún más verosímil, el mismo Guamán actuó como informante de su propia vida y de sus andanzas mientras que el H. Gonzalo Ruiz prestó su mano como escriba y dibujante y el P. Anello Oliva le brindó ayuda para enredar aún más las cosas, de manera que no se entendiera que el P. Valera (cuyo nombre aún permanecía entre los condenados por la Inquisición y ya había sido declarado muerto) fue quien concibió la obra. Además los dos documentos nos informan que los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega son un plagio y deformación del trabajo que Valera le había confiado para que lo imprimiera, bajo la condición que respetara al P. Blas como autor y a sus ideas.
Ambos manuscritos Miccinelli (pero sobre todo EI) refieren también datos adicionales muy interesantes sobre la cultura Inca como lo de la “escritura” mediante textiles y quipus permitiéndonos además inferir la importancia de los números en la ideología de los Incas (Laurencich-Minelli 1996,49-120; 2001a, 53-106). Por otro lado ambos documentos nos indican que Blas Valera fue el líder de un movimiento que consideraba ilegítima la conquista de Pizarro porque fue obtenida con el engaño deseando constituir un reino inca dentro del ámbito del Imperio de España manteniendo viva la cultura indígena e insertándola en el cristianismo. En otras palabras, la carta de Francisco de Chaves era, para este movimiento que he denominado neo-inca cristiano, la base sobre la cual se declaraba ilegítima la conquista de Pizarro y desde la cual había que reaccionar proponiendo algo que salvara a la cultura inca en el cristianismo.
Aquí no me detengo a discutir el interés que poseen, para los estudiosos, los documentos Miccinelli, documentos que, seguramente, hubieran apasionado a un historiador como Raúl Porras Barrenechea quién ya el año 1949 (1959), en un detenido estudio sobre la Crónica perdida de Francisco Chaves, expresaba la necesidad de buscar nuevos documentos que permitieran terminar con las múltiples dudas que le provocaban el material limitado con que en ese momento contaba. Nuevos documentos que hoy día se encuentran a disposición de los investigadores interesados en abrir nuevas caminos de pesquisa (Cantù, 2001a y Laurencich-Minelli, 2002).

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